De la Red |
Para comenzar con su terapia de recuperación de la memoria
le hicieron volver a la casa. Una planta rodeada de un porche que miraba al
sur. Volvió a sentir miedo. Ya estaba allí, así que no iba a retroceder ahora.
La espesa niebla lo rodeaba todo, la tarima rechinó bajo sus pies. Miró
aterrada la alfombra. Le recordaba algo pero ¿qué?
Súbitamente todo vino a su memoria: La estrella de David
pintada en la pared, el cuerpo de Eleazar atado a la balaustrada ensangrentado
y sobre la alfombra su corazón muerto.
Cerró los ojos y lo olvidó todo de nuevo.
Llegar a la meta
—Habré ganado por lo menos ¿no?
—Lo siento, pero no. Te caíste justo cuando ibas a tocar la meta.
— ¡Joder! ¿Quién ha ganado entonces... ¿él?
—Sí.
— ¡Cabrón!
Baja laboral
En la Red |
Éramos
veintiséis en mi patrulla, los veintiséis bien entrenados, dispuestos a
todo y deseando empezar. Cuando la reina dio la orden salimos los
primeros, todos al paso, silenciosos, no había tiempo que perder.
Seguimos el rastro de nuestro guía y los centinelas ocuparon sus
puestos. Nuestras compañeras trabajaban rápidamente, seguras por nuestra
presencia. En total éramos veintiséis y volvimos quince, ellas con su
carga al hombro, todos iguales de rápidos y silenciosos, pero quince. A
nuestros compañeros les pisó aquel niño al que no le gustaban las
hormigas.
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