A Zugarramurdi le llaman el pueblo de las brujas. Tiene una explicación. En 1610 el Tribunal de Logroño, acusó a 31 vecinas del pueblo de ejercer la brujería, 11 de ellas fueron condenadas y ardieron en el fuego de la hoguera.
A la noche de San Juan se la llama la noche
de las brujas, se celebra justo en el solsticio de verano y es la noche más
corta del año. En El País Vasco esta noche se llena de hogueras esparcidas por
los montes y pueblos, en las que arden todos los malos deseos con el fin de que
desaparezcan y poder así, comenzar un nuevo ciclo, con renovadas suerte y
energía.
En las hogueras, como digo, arde toda la
maldad acumulada durante el año.
Las ancianas (que tal vez sean herederas de
aquellas mujeres a las que llamaron brujas) dicen que las cenizas de estas
hogueras curan las enfermedades de la piel y que en esta noche y en ninguna
otra, la corriente de los riachuelos, el rocío de la noche y las aguas de las
fuentes se vuelves curativas para todo tipo de enfermedades.
La tradición recomienda escribir en una hoja
de papel todas las malas acciones que se hayan cometido en ese año y arrojarla
luego al fuego hasta que se consuma, justo un momento antes de saltar sobre la
hoguera tres veces.
En la oscuridad brilla el cielo anaranjado,
la brisa expande por todo el lugar el aroma a madera quemada y a humo. La gente
baila alrededor de la hoguera siguiendo las notas de la trikitixa, las
autoridades comentan los asuntos oficiales y algunas parejas se pierden entre
las sombras de la noche.
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