(Me has traído a una casa de locos)
Me has
traído a una casa de locos, Juanjo, esto no se parece en nada a Tinduf.
Él echó una
ojeada alrededor. El campamento de refugiados de Dadaab era enorme. Las tiendas
de lona se perdían en el horizonte. Miles de personas vivían allí huyendo del
hambre y la guerra. Muchos llevaban más de dos décadas y no conocían otra vida.
Luego miró a
la Dra. Steven; era una mujer increíble e infatigable, por eso la había
invitado a acompañarle y ella había aceptado el reto. Ahora, en fila,
pacientemente, los niños esperaban su turno para ser reconocidos.
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