jueves, 24 de febrero de 2022

El espíritu del estanque

 

 

 

 





 

Pinta en el lienzo un cielo azul y una montaña lejana. Luego observa su trabajo con mirada crítica. Improvisa. Añade unos árboles dorados y un pequeño estanque de aguas oscuras. Aún falta algo. Mezcla colores cálidos, pero la obra carece de vida. Vuelve a empezarla de nuevo. Lo intenta con colores distintos, quita cosas y añade otras. Debe repetirla varias veces y se da por vencido, porque todo sigue igual. Tapa el lienzo con una tela, lo lleva al fondo del estudio y trata de olvidarlo. Pero la imagen sigue en su cabeza, triste y descolorida. Hasta la noche que vio en sueños lo qué le faltaba. No esperó al amanecer. Puso el lienzo en el caballete y su corazón guio su mano. Pintó a su hija, aún una niña, nadando feliz en el estanque, poco antes de que se ahogara en él

 

 

 

 

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