lunes, 24 de marzo de 2014

Dignidad



De la Red


















Dicen que nada ha cambiado y sin embargo
nada es igual, para qué engañarse.
Las ramas de los árboles en la avenida
como antes, pintan sombras al atardecer
cuando el sol, cansado, busca ocultarse
tras los tejados en el horizonte.

Iluminan las calles las mismas farolas
y la gente cansada del día se apresura igual.
Más no hay sonrisas en sus labios como entonces
caminan serios, deprisa, mirando al frente
sin aquella parsimonia de antaño, sin alegría
perdida la esperanza en sí mismos y en los demás

En la heladería de la esquina, hoy como ayer
ríen los jóvenes que han hecho pira del colegio.
La música estridente suena en los altavoces
como una queja sonora de hastío
metáfora airada, grito de guerra, lucha anunciada
en el campo de la dura batalla que es la vida.

Los gorriones vuelan a recoger las migas
que la kiosquera les trae cada mañana
y la fuente burbujea alegre cuando se bañan.
La viejita en su silla de ruedas calla,
ni siquiera escucha a la cuidadora cuando le habla
todo ha cambiado tanto que ya no entiende nada.

Tres por el precio de uno, las acciones bajan,
Chopin suena triste por la ventana abierta de una casa
Asomado a la pantalla un hombre miente cuando habla.
Todo va bien, afirma sin rubor, todo mejora
mientras por las carreteras la gente camina
horas y días, cansados, con miedo, sin esperanza.

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