sábado, 15 de abril de 2017

La dama triste












(Pintura)

Observó con atención el esbozo de la cara de mujer que estaba pintando, sus ojos almendrados le miraban fijamente; estaba satisfecho, eran como los había imaginado, pero aún debía encontrar la expresión que deseaba para su boca. Tapó el lienzo y trató de descansar.

Soñó que los labios de la mujer, a medio perfilar, le sonreían y a pesar de ello parecía triste. En su corazón la imaginaba tierna y misteriosa y así deseaba pintarla. Por la mañana, cuando tomó de nuevo los pinceles, los ojos de la mujer seguían mirándole: de ellos brotaban dos lágrimas que se deslizaban por sus mejillas. Se sintió asustado, luego conmovido y decidió que así estaba perfecta, pero sería solo para él.



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