viernes, 23 de junio de 2017

De misterios y otras cosas












Mi amigo Marcelo me hablaba de su pueblo, escondido entre los montes y de sus habitantes, poco acostumbrados a especular sobre los misterios del mundo:

— Por eso, miraban asustados a Matilde, la partera — me dijo— porque cuando anochecía brillaba misteriosamente. No sabían explicarlo; aquella extraordinaria luz de diferentes colores la envolvía suavemente. Ella era pacífica y sencilla pero, todos aquellos comentarios la volvieron extraña, asustadiza. La maestra, que entendía de estas cosas, le dijo que la luz era su aura. Matilde no quería tener semejante cosa, así que fue al lavadero municipal y se metió en la pila. Se ahogó, o tal vez se heló, el caso es que murió. Cuando la encontraron la luz seguía rodeándola.



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