Imagen de Dominique Demers |
De ocho a diez vivía la realidad y de diez a ...
de adentraba en esa otra realidad que se encuentra en los libros, esa a la que
seguramente nunca habría llegado si no fuera por las palabras de alguien que la
imaginó o que tal vez sí la había vivido. De vez en cuando una y otra se
entremezclaban y daban paso al entendimiento del por qué, para qué, del conjuro
de la felicidad, del dolor y la gloria del amor. Pero eso sucedía solo muy de
vez en cuando y luego se le olvidaba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario