martes, 24 de noviembre de 2020

Relatos improbables

 

 

 

 

 

 

CUIDADOS INTENSIVOS

 

Sin necesidad de fingir, hablando claro será la única manera de arreglarlo ¿Cómo se lo tomará ella y qué le contestará?

El jardín empieza a florecer, para entrar en la casa han instalado una rampa, está toda adaptada para alguien con dificultad para moverse. Teresa atraviesa el salón, lleva una bandeja con el desayuno. Está nerviosa, tiene una reunión en la empresa y la cuidadora no llega. Los ojos de su madre ya no la reconocen, pero su dulce sonrisa la desarma, como siempre.

—Diga.

—Marta, tienes que ocuparte de mamá, yo no puedo más. Ahora te toca a ti.

 

 

ANTES DE QUE SEA TARDE

 

Sin necesidad de fingir ¿por qué debería hacerlo? No le gustaba su vida, no quería seguir sujeta a obligaciones que ya no eran suyas, le había costado asumirlo y creérselo pero por fin iba a hacer algo, antes de que fuera demasiado tarde.

El tren circulaba veloz, sentado enfrente un hombre leía una novela, ella miraba el paisaje deslizarse en sentido contrario. Recordaba lo que le había empujado a partir, había sido algo tan simple que ahora le hacía reír. 

Aquel hombre la miró y sostuvo amablemente la puerta del ascensor:

—Pase usted, señora —dijo.

Señora... pensó.

 

 

 

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