miércoles, 27 de enero de 2021

Estrategias

 Relatos Improbables

 

 

 


 


 

 


Todos los días me traía papá una bolsita llena de gominolas, de las blanditas que son las que me gustan. Salía del cole y le buscaba entre los demás padres. Las chuches no eran lo importante, aunque le decía a él que sí, lo que de verdad me alegraba era que estuviera esperándome, alejado de todos, medio escondido tras los setos.

Papá dejaba la bolsita siempre en la misma maceta, entre las flores y me lanzaba un beso al irse. Hubiera salido corriendo tras él, pero, si mamá le veía, solo hubiera servido para que, de nuevo, volvieran a pelearse.

 

 

 


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