jueves, 9 de diciembre de 2021

Aspaka Cabba - 10ª línea temporal Año 2130

 

 

 

 

 



(Tema Humanos)






  
Lilyha apretó el botón, la puerta del horno se abrió pausadamente. Metió la bandeja con el asado y dijo en voz queda: Cuatro minutos a máxima potencia y diez a media.  
 
Sus amigas se reían porque ella cocinaba como sus abuelos, cuando  llegaron a Aspaka Cabba y decidieron quedarse. Ella leía mucho y sabía de comida natural. Cocinada a la antigua manera para probarla. Le gustaban los experimentos, al fin y al cabo era su trabajo y esta forma de comer era uno más de ellos. Había llegado a la conclusión de que era mucho mejor que la comida liofilizada, deshidratada o en pastillas, que se utilizaba comúnmente.  Tenía demasiado tiempo libre después de su jornada laboral y cocinar le ayudaba a ocuparlo.
 
Tenían una casa con todos los adelantos para cubrir sus necesidades, en la que todo estaba tranquilo, a media luz, en silencio, algo que la ponía de los nervios. Había seguido un tratamiento para ver si conseguía la paz interior. Aquello, según su Conductor, tenía relación con las historias que le habían contado sus padres sobre viajes en cabinas estrechas, mares de aguas azules, niños jugando en parques y cosas similares que parecían no tener sentido, pero que, a fuerza de escucharlas eran parte fundamental de sus recuerdos. 
 
Miró la pantalla de su observador para comprobar si la señal de Rothen lo situaba cerca de casa. Llegaría enseguida. Se dió una ducha rápida. Se vistió con un mono en tonos suaves y unas sandalias de plataforma. Se  dió cuenta que era exactamente lo que habría hecho una de las protagonistas de los libros que solía leer. Estaba oscureciendo, a través de la capa de contaminación, podía verse la luz del sol, blanquecina y fría, bajando hacia el horizonte.
    
Aquella noche Rothen le hizo el amor. Había resultado tan frío como siempre. Como habían aprendido en las clases de sexo. Todo lo que leía en los libros la llevaba a soñar con pasiones desatadas, aunque no pudiera ni imaginarse qué era aquello. Tenía un trabajo fácil, en realidad los ordenadores hacían la mayor parte. Por eso leía continuamente los viejos libros de la Biblioteca Nacional, historias de amor y pasión, en las que había gentes que se amaban y se odiaban, que luchaban unos contra otros y todos contra todos. Se preguntaba cómo sería vivir con toda aquella violencia y apasionamiento, en lugar de con esta especie de indiferencia en que vivían ellos. Sentía curiosidad y hasta cierto punto un poco de envidia, por lo que adivinaba en lo que leía. Qué se sentiría al abrazarse con fuerza y cuando te besaran. ¿Sería tal como lo describían?  Ella apenas si sabía de emociones. Les habían enseñado que eran algo decadente. Debió de ser un sueño ver el color azul del mar o del cielo, no podía imaginarlo siquiera. Sus abuelos le habían hablado del tiempo en que todo aquello era posible; cuando las parejas se unían y se amaban. ¿Cómo sería amar? No podía entender tampoco que los hijos se quedaran en casa y los criaran las madres. ¿Cómo conseguían hacerlo y cómo podían ellas enseñarles todo lo que luego les serviría en la vida? 
 
Rothen solía reñirla, porque le había dicho que no leyera nada de todo aquello y sobre todo que no se lo dijera a nadie, porque estaba prohibido. Si se enteran que aprovechas tus horas en la Biblioteca para leer todo eso, te van a reclutar. Tendrás que ir a reciclarte y no podremos vernos en un año.
 
Rothen trabajaba en el Departamento de Estudios Humanos. Últimamente parecía estresado. No era raro, porque su trabajo estaba lejos y antes de llegar debía respirar aquel aire espeso que, apenas penetraba en los pulmones, había que devolverlo fuera. Lilyha estaba preocupada. Mientras se preparaban para dormir le preguntó qué le pasaba. Fue entonces cuando él le habló de los Humanos. Había oído comentarios sobre ellos, pero nunca había visto ninguno. Rothen, al parecer, estaba investigando con varios de ellos. La Fuerza Vigilante los había encontrado, escondidos en la zona alta de la Ciudad Vieja, viviendo entre escombros, en un lugar inhóspito y solitario. Los habían apresado y los tenían en observación en el Departamento, discretamente
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Son extraños, a veces salvajes, no saben controlarse, sobre todo los hombres. Pero si atacas o haces daño a alguno de ellos, todos se unen para ayudarle. Hacen cosas raras, tendrías que verles y oírles cuando copulan, y a sus mujeres cuando están con sus hijos. Se tocan, se acarician, se besan y se ríen por tonterías y ¡lloran! con unas gotas de agua transparente que brotan de sus ojos cuando están tristes. La tristeza les llega de pronto y les dura un tiempo, no sabemos aún por qué les sucede eso, pero creo que les hace muy infelices. Son una raza curiosa, llenos de pasión por todo, gritones y alborotados, ásperos unos con otros, pero también sencillos, dulces y solidarios. Hablan de amor, de amistad, de empatía, de odio y envidia... y de otras cosas similares, que tienen que ver con su naturaleza. Debe de ser muy difícil vivir con toda esa carga interior. Aún no sabemos qué hacer con ellos, pero tratarlos me deja agotado, porque son tan diferentes, están tan vivos a pesar de que ya quedan tan pocos. Son primitivos pero hay algo que me asombra, en especial y es su manera de reproducirse, es inquietante y a la vez despierta algo en mi interior que desconocía. 
 
Luego, era verdad lo que decían los libros. Aquellas cosas pasaron y seguían pasándoles a los humanos.
 
Tengamos un hijo, le dijo Lilyha llevo mucho tiempo pensando en ello, pero no programemos uno hecho en el laboratorio, hagámoslo a la manera de los humanos, a lo mejor también nosotros podemos; me gustaría gestarlo yo y si fuera posible, quedárnoslo, no entregarlo al Hogar de la Vida Futura. Besarle y abrazarle, cuidarle y alimentarle, como hacen ellos con sus crías. Según sus libros, es eso lo que les hace ser como son, aprenden de sus padres lo que tienen que saber para enfrentarse a la vida, son más fuertes porque pertenecen a alguien, a un lugar.

No creas, mujer, que todo en ellos sea bueno. No son como imaginas, hay muchas cosas horribles en la historia de los Humanos, no te limites a leer solo en libros donde hablan de ellos como deseas que sean. Además correríamos un gran riesgo. Sabes que eso está prohibido, tendríamos que escondernos, vivir aislados, como ellos y aún así no sabemos si seríamos capaces de sentir como ellos sienten, ni si nos gustaría, de ser posible. Tengo que pensarlo y luego tomaremos una decisión.

    
   No había dicho que no, pensó Lilyha, eso quería decir que pudiera ser que lo intentaran. 







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