El skate rodaba pendiente abajo a toda velocidaD por el tramo de carretera desierta, el aire en la cara y el vértigo ponían la sangre del muchacho como en un puchero hirviendo. Estaba feliz. En el camino luces y sombras. Un avión despegaba del aeropuerto cercano.
¡Mierda! no hace más que contaminar, pensó y sin más sacó el tirachinas de su bolsillo, apuntó bien y disparó dándole al fuselaje. El aparato caía formando trompos... caía, caía... hasta que se despertó en el suelo.
¡Joder! ¡Qué sueño tan bueno!
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