La madrastra se miró al espejo, acababa de ver el bosque que estaba verde y brillante y se podía oler el mar cercano. Era una suerte vivir en un sitio así, pero ella deseaba más. Retornó al ventanal y se preguntó si su guardabosques habría cumplido sus órdenes. Estaba nerviosa así que volvió a mirarse y con voz antipática, dijo: Espejo, espejito quién es ahora la más bella? Sin pensar siquiera en que, si perdía a Blanca Nieves, se iba a quedar muy sola.
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