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Nada hay
más allá de este silencio
luciérnagas
encendidas en la noche
que se arrastran blandas
y suaves
Nunca, nada,
así suele ser cuando nadie,
se detiene y mira
las alas rotas por el vuelo
y se vuelve dolorido
tratando de entenderlo
El mundo,
ese mundo propio
se descompone en pedazos
pequeños como átomos
tan minúsculos como el polen
de las flores en verano
Así navega
el barco sobre la blanca espuma
se aleja en busca de futuros
deviene en pasos que se pierden
lentos, amortiguados, de nuevo
envueltos en olas de silencio,
2 comentarios:
He compartido en Google+ tu poema, Rosa. Ha calado hondo en mí.
Un abrazo.
Gracias Aurea ya sabes que conseguir que nos lean es lo más difícil. Me alegro que te haya gustado.
Un abrazo.
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