(Netwriters bricolaje)
Me estaba lavando los dientes y la cisterna
seguía goteando. Hacía ya un rato que la había desaguado, así que pensé que se
había vuelto a estropear. «Se lo digo o no
se lo digo» Sabía lo que iba a pasar, él intentaría arreglarlo y todo se
pondría hecho un asco, para concluir llamando al fontanero.
Esa vez parecía que todo iba a ir bien.
Levantó la tapa, tocó aquí y allá, ajustó la bomba, desaguó un par de veces...
funcionaba a las mil maravillas. El problema vino cuando volvió a colocar la
tapa y el tornillo del botón de desagüe había desaparecido.
Aún hoy es un misterio sin resolver este del
tornillo perdido.
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