Netwriters Tema: El lago
Sentadas a la sombra de un árbol, mi abuela y
yo contemplábamos las aguas tranquilas del lago, brillantes por los rayos de un
sol cálido y blanquecino. Con la barbilla apoyada en mis manos, escuchaba a mi
abuela contarme una de sus historias con arrobado cariño y admiración.
— Ya te lo conté hace tiempo, ¿no lo
recuerdas? Eras muy pequeña aún. A mí me lo contó mi abuela cuando yo tenía
trece años, como tú ahora.
— Esta historia
sucedió hace mucho, mucho tiempo, cuando aún existían seres extraordinarios,
cuando había misterios sin resolver y la gente era inocente y creía en cosas
extrañas que pasaban a diario sin que nadie supiera explicarlas.
Los vecinos de la
zona no se atrevían a atravesar el bosque para llegar hasta el lago. Justo aquí
donde estamos sentadas ahora, frente a ese embarcadero de maderas viejas, una
noche llegó Viviane. Había huido de su casa, corrió por los campos y se internó
en el bosque sin mirar atrás, allí no la buscarían, pensó. Solo se detuvo
cuando comenzó a oscurecer y miró a su alrededor; las sombras alargadas de los
árboles parecían fantasmas agazapados. Tuvo mucho miedo pero estaba tan cansada
que pronto se quedó dormida. Amanecía cuando abrió los ojos y recordó dónde se
encontraba y por qué. Se acercó al lago y se lavó la cara. Las aguas estaban
tranquilas, cubiertas por una espesa niebla, reinaba un extraño silencio solo
interrumpido por el ritmo acompasado de algo que se acercaba. Estaba a punto de
echar a correr cuando entre la bruma, apareció la proa de una barca de madera
vieja y descolorida. En pie sobre ella una hermosa mujer remaba
cadenciosamente. Era esbelta, tenía una larga melena dorada que cubría su
espalda y en la frente una guirnalda de hojas y flores. La luz del amanecer
penetraba a través de su vestido blanco confiriéndole un aspecto fantasmal. Pero
sonreía. Viviane estaba petrificada. Parecía volar sobre la tierra cuando bajó
de la barca y tomándola de la mano la invitó a subir con ella. Nadie volvió a
ver a la joven, la buscaron por todas partes, su padre, arrepentido por
obligarla a casarse con un hombre mayor y desconocido, la rastreó durante días,
se atrevió a llegar hasta el embarcadero, pero tampoco allí encontró rastro
alguno.
Nadie supo qué
había sucedido, cada vecino tenía su versión: que se había ahogado en las frías
aguas o había caído a alguna sima en el monte. Después de un tiempo empezaron a
correr rumores: la habían visto paseando cerca del lago, con una guirnalda de
flores en la cabeza, pero nadie sabía cómo aparecía y desaparecía. Alguien dijo
que había visto una vieja barca de madera llegar al embarcadero los días de
niebla espesa y que era Viviane la que remaba en ella. Así fue como se extendió
la leyenda de La Dama del Lago. Solo Drusila, la anciana guardiana de la ermita
próxima al embarcadero le contó a mi trastatarabuela la historia tal como la
sé: La Dama se había hecho mayor y ningún hombre la había poseído cuando aún
era joven, ahora era ya demasiado tarde, por eso necesitaba una doncella que la
sucediera en su reino de misterios. Debía ser joven para que pudiera concebir y
dar a luz una hija que continuara la misteriosa leyenda del Lago. Al parecer
Viviane cumplió con su deber y después de su hija, la hija de su hija... Pero dicen que la última Dama del Lago no ha tenido
descendencia.
¿Entiendes ahora por qué te pido que no vengas
aquí tú sola nunca?
3 comentarios:
Muy buena historia
Muy buena historia
Gracias por tu comentario, David. Sobre todo por repetirlo dos veces, por si no me había enterado jajaja Un aabrazo
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