miércoles, 22 de febrero de 2017

Este pensamiento mío







 
Patriciasanchezart




Pensé: escribe algo serio. Anota, toma fotografías que te inspiren, vete al cine, lee y haz un esquema, luego en la biblioteca busca datos y nombres y fechas y escribe algo serio. Lo estuve pensando varios días, me compré un cuadernito pequeño que no pesara en mi bolso y abrí una carpeta para guardar todo lo que iba encontrando y a esta carpeta la llame LIBRO. 

Estaba ahí en mi escritorio con ese color desvaído, la boca medio abierta, sin decir nada. Yo le daba de comer de todo, pero ella no me decía una sola palabra. Al cabo de un mes había dentro muchos datos, ideas, frases hechas, fotografías de cielos azules, mares encrespados, pájaros volando y alguna que otra mujer pensativa y algo exuberante. Pero entre todo no había una historia y pensé: estás perdiendo el tiempo y además ¿qué placer sacas de esto? 

Me paso la vida pensando, en realidad ya era hora. Porque ya no pienso en cosas que llaman serias, tampoco en cosas prácticas, ahora pienso en lo que quiero y cuando me asaltan pensamientos que no deseo, los dejo volar, que se vayan, que sean libres. Así que, como decía, pensé: escribe lo que quieras, dentro tienes palabras que son sencillas ¿quién te pide que escribas nada importante?

Estaba el mar como el plomo, plácido a pesar del tono; ni siquiera había olas en este mar muchas veces tan brusco, tan sereno, según. Mirándolo fijamente era como un mar muerto. Hasta los cormoranes lo miraban impertérritos, como hipnotizados, sin moverse, aposentados en su roca, vigilando. Me senté en el banco de siempre y sin más pensé de nuevo y miré y las palabras se independizaron de mí y comenzaron a bailar unas con otras y yo volví a pensar: no he traído mi libreta, tampoco el bolígrafo y ahora se me olvidara lo que siento y no podré contármelo. 

Y qué importa, se quedarán conmigo y algún día querrán salir a volar y serán dueñas de sí mismas para hacerlo.




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