lunes, 1 de enero de 2018

Carpe diem













Que iba a ser un problema lo sabía de sobra, pero no le importaba. ¿Por qué no podía él tener lo que tenían otros?  La deseaba y además con urgencia. Iba por la Avenida cuando la vio y pensó: va a ser mía.
Las cosas en casa se pusieron feas; Carmen lo supo y llevaba una semana sin hablarle, estaba muy enfadada porque su cuenta del banco estaba casi a cero. Cansada de sus locuras, esta no era la primera, murmuraba: ¡Estoy harta, estoy harta!.
El plasma ocupaba el lugar preferente en el salón. Carmen estaba radiante viendo en él su serie favorita y había olvidado su enfado. El pensó que merecía la pena haberse gastado la extra para comprarlo, al ver los partidos y al verla a ella tan feliz.


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