miércoles, 20 de junio de 2018

Abuelas










Mi amiga Inma tenía dos abuelas, una vivía con ellos en su casa, era la mamá de su papá y resultaba muy divertida. Era robusta de ojos brillantes y llenos de vida, tenía una hermosa cabellera que se peinaba en un moño bastante original y le gustaba el futbol. 

Los domingos si llovía nos reuníamos en su casa a escuchar música, hablar de nuestras cosas y reírnos de casi todo. Su mamá nos preparaba chocolate y freía churros para que merendáramos con ella, luego nos enseñaba a bailar. Poníamos boleros o a Sara Montiel que cantaba con aquella voz arrebatada y nos decía: dos a la derecha y uno a la izquierda, luego vuelta y comenzáis otra vez. Cuando llegaron los guateques las tres, pues eramos tres, ya sabíamos bailar. Como digo era domingo, tarde de partidos de futbol y la abuela Pepa los escuchaba por la radio en un programa que se llamaba Carrusel Deportivo. El locutor se volvía loco describiendo las jugadas, cantaba los goles algunas veces antes que acontecieran de pura pasión que ponía en su trabajo. Pepa estaba pegada al aparato siguiendo los pasos de su equipo favorito con nerviosismo e ilusión. Enseguida sabíamos si ganaba o perdía. Si era lo segundo se escuchaba una letanía que parecía el conjuro de una bruja y si por el contrario era lo primero, se asomaba a la ventana y gritaba a los cuatro vientos: ¡gooool, goool, gol! Y así los vecinos, que tomaban el aire en la Plaza cercana, sabían lo que había hecho el equipo local.

De la otra abuela hablaremos otro día.




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