Nadie desea mirar tras la amenazadora puerta. Está cerrada y así
permanecerá porque todos saben que guarda el miedo dentro, junto con
esos secretos que quieren olvidarse ocultos, encerrados en la oscuridad.
Miedos que prefieren ignorarse, temores que permanecen escondidos entre
palabras de olvido. La densa sombra los envuelve, ninguno puede
escaparse de su prisión a pesar de que lo intentan. De vez en cuando un
nuevo miedo cae prisionero, entonces la puerta se entreabre para dejarle
entrar. El miedo es asustadizo, cobarde e inquieto, también y sobre
todo, humano. Algunos que nos llegan impuestos son además traidores
para que seamos dóciles y obedientes.
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