Con ojos deslumbrados observa la sabana, bañada por el sol del atardecer desapareciendo por las colinas. Yo tenía una granja en África, a los pies de las colinas de Ngong. Sentada en la butaca de ratán, aspira el aroma de jazmín del cafetal y deja que la magia del universo, detenido en ese instante, penetre mansamente por ellos.
Enciende un cigarrillo y aspira el humo con parsimonia, deleitándose en el simple acto de fumar. Se siente agradecida. En este momento quiere detenerse y dejar que la belleza llene su corazón. No puede moverse, su cuerpo parece paralizado. A pesar de todo, se siente feliz. Ha comprendido el significado del amor y ha sido así porque, ahora ama.
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