Su hora final había llegado. De nada sirvieron los avisos y las
manifestaciones celebradas durante tantos años.
La oscuridad lo envolvía todo, Jaime corría sobre los escombros y los coches convertidos en chatarra... Lo más terrible de todo era el silencio y aquella bruma nauseabunda, la soledad y la agonía en sus pulmones. Le costaba respirar. Por fin todo terminaría. Le horrorizaba morir solo, su corazón se pararía y nadie le tomaría de la mano.
Volvía a casa, quería morir allí. En realidad no le importaba. El era el último, todo su mundo había desaparecido tras la última explosión nuclear.
La oscuridad lo envolvía todo, Jaime corría sobre los escombros y los coches convertidos en chatarra... Lo más terrible de todo era el silencio y aquella bruma nauseabunda, la soledad y la agonía en sus pulmones. Le costaba respirar. Por fin todo terminaría. Le horrorizaba morir solo, su corazón se pararía y nadie le tomaría de la mano.
Volvía a casa, quería morir allí. En realidad no le importaba. El era el último, todo su mundo había desaparecido tras la última explosión nuclear.