Hay un
lugar en ni cabeza en el que me veo envuelta en una nube, floto y me dejo
llevar por la brisa, no pienso, no digo nada, el silencio y las demás nubes me
rodean y me llevan hacia arriba, hacia el azul intenso del cielo,
Subo y
bajo lentamente, a veces giro sobre mí misma y no soy yo, mi cuerpo no me
pertenece, no lo necesito. Entonces veo,
enredada en las ramas secas de un árbol, una pequeña cometa, sin color ya,
ajada.
Siento
que debo cogerla y luego la muevo lentamente hasta que la suave brisa la
eleva... arriba, arriba... La dejo libre. Me quedo mirándola y pienso que
siempre hay tiempo, que, aunque parezca que ya no queda nada por hacer, hay que
seguir volando.
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