(En la piscina)
El
día que a Raúl le pilló una moto, todo su mundo cambió.
Llegó
el verano a Mirasierra, abrieron la piscina y le contrataron como socorrista; eran
muchas horas, responsabilidad y no demasiado dinero. Hubo vecinos que se quejaron
porque no les parecía seguro, pero no se presentó otro.
Le
costó hacerse respetar. Los jóvenes pueden ser crueles, solo piensan en
divertirse: Está prohibido jugar al balón
en el agua. Aquella mañana solo Raúl se dio cuenta de que Iker se estaba
ahogando. Corrió dando saltos, cojeando y se lanzó al agua. Por fortuna solo
fue un susto. El ya sabía que podía nadar bien con una pierna sola. Y lo había
demostrado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario