lunes, 14 de septiembre de 2015

El tren de cercanías








El tren no pasó más desde aquel día. Habíamos oído que lo quitaban, no era rentable. Mi hermana y yo fuimos en bicicleta hasta el pueblo vecino, donde estaba la estación, sin reparar en el peligro de la carretera llena de curvas. Dejamos las bicis en casa de una amiga, compramos dos billetes de ida y vuelta y nos fuimos hasta la ciudad, no muy lejana. Ni siquiera nos apeamos. Volvimos emocionadas. 
 
Aquella aventura nos costó quince días sin playa y una buena reprimenda. No nos importó. El túnel, ahora, es un paseo y la estación un bloque de casas.
 
 

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