Para la madre María Auxiliadora el año
comenzaba en setiembre, siempre lo había creído así. En setiembre volvía a
encontrar a la misma gente y las preocupaciones que había dejado en junio. Pero todo
comenzaba de nuevo.
Durante las vacaciones solía planear lo que cambiaría al volver.
Muchos propósitos que habían sido importantes
en su vida, los había hecho en esa época; estos unas veces se cumplían y otras
no. Un verano, después de pensarlo mucho, decidió que iba a ser
monja.
Ahora, en setiembre, había decidido dejar
de serlo.
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