(Tema: Infierno)
—Yo no soy Dante —me dijo Pablo— pero también
he conocido mi propio infierno. Es mucho más sencillo, no tiene demonios, ni
almas ardiendo en el fuego eterno. Es un lugar triste y desolado, alejado de
los placeres de la vida, un desierto.
Caminamos por él lentamente, encorvados, sin rumbo, nuestros cuerpos
consumidos y sin esperanza.
Para estar en este infierno no es necesario
estar muerto; tiene sus propios demonios, disfrazados de seres humanos que son
tal vez padres, esposos, hijos, amantes; ellos seleccionan fríamente a qué lado
nos colocarán. No creo en otro infierno. El infierno está aquí, en este mundo,
entre los vivos, algunos lo habitamos. Nos llaman, irónicamente 'refugiados'.
1 comentario:
Es sórdida la manera en la que describes tan bien esos otros infiernos en tan pocas palabras. Maravilloso texto.
Publicar un comentario